¿Qué hace un funeral?
No importa dónde se celebre, un funeral es una ceremonia estructurada, con un principio, un medio y un final. Cada uno está destinado a involucrar a los participantes vivos en actividades que transformarán su estatus dentro de la comunidad, brindarán a los dolientes una experiencia de duelo colectivo y celebrarán una vida vivida. Es una forma socialmente aceptable para que los miembros de una comunidad reafirmen y expresen sus vínculos sociales. Los antropólogos etiquetan un funeral como un rito de iniciación, que afecta a todos los involucrados, incluido el difunto. Su estatus social cambia dramáticamente, de un miembro vivo que contribuye a la comunidad a uno cuyas contribuciones están en el pasado y relegadas a la memoria. Pero el estado de cada uno de los sobrevivientes, especialmente la familia inmediata, también ha cambiado. De hecho, el servicio funerario puede ser el comienzo de un período definido de duelo para los familiares en duelo, lo que marca esta transición de una manera única e identificable. Podría decirse entonces que el enfoque de un funeral, sin importar dónde, sin importar cuándo, radica en reconocer el cambio. Y sin duda, los seres humanos (como individuos y como comunidad) tenemos problemas para enfrentar cambios profundos como la muerte de un miembro integral del grupo. Cuando adopta esta perspectiva, se vuelve más fácil comprender la importancia de reconocer ceremonialmente el desgarro en el tejido social y la restauración simbólica de su integridad.